En pocos días Ediciones Colihue va a publicar en Argentina el esperado libro "Breccia, el Viejo. Conversaciones con Juan Sasturain". Hace mucho tiempo que Juan me convocó a ser parte del mismo, encargándome
de la lectura inicial, la selección de imágenes que acompañan a la entrevista y el armado de una bibliografía de la obra de Breccia. Más de un año de trabajo, sumergido de lleno en el mundo brecciano, con ayuda de Mariano Buscaglia, su nieto, quien proporcionó imagenes, dibujos inéditos y fotos del archivo familiar; Latino Imparato, quien nos envió fotos de Breccia en sus viajes europeos; y de Sanyú, que se encargó del diseño gráfico del libro.
A modo de adelanto exclusivo, y para matar un poco la ansiedad (vaya el agradecimiento a Juan por permitirme subir esto), les comparto uno de los capitulos del libro.
Oficios de supervivencia
Era un momento muy complicado, porque mi mujer estaba muy
enferma. Pero un día me encuentro en el subterráneo con la señora de Sagrera,
que me dice: “Nosotros pensábamos que usted estaba en Europa”.
Siempre piensan que vos
estás en Europa...
No sé por qué... Entonces viene Sagrera acá y me propone lo
de Mis deberes, una revista
didáctica, que me salva durante años.
Y ahí es cuando comienza a
trabajar Enrique, que era un nene...
Ahí trabaja Enrique por su cuenta, él hace lo suyo.
¿Qué tendría: 19, 20 años?
Claro, él hace láminas. Hacemos todos Mis deberes, que son como ciento y pico de láminas.
Varios años de trabajo..
Incluso hasta después de la muerte de Neli, cuando hice unos
últimos dibujos, me va salvando eso.
¿Neli cuándo muere?
En marzo del 66. Y para entonces ya había entrado en Billiken a hacer láminas también.
Todo dibujo didáctico.
Sí, y cada episodio argentino, por ejemplo, lo hacía de una
manera para Billiken y de otra manera
para Mis deberes. Todas versiones
distintas del mismo tema. Hice también la Historia Argentina, que me ayudó a pagar el
tratamiento de la enfermedad.
¿Y eso para quién?
Para Mayochi.
Era un libro, ¿no?
Era un libro, muy bien pago, ¿eh?
Y además de eso, ¿qué más
hicieron para Mayochi?
Después hicimos La
historia de Chile y La vida de Evita.
Pero eso es historieta...
Sí, pero no. Es un dibujo y una función didáctica, no una
cosa expresiva... Yo pensaba no hacer más historieta.
Pero seguiste haciendo, para
Chile.
Es que Héctor se fue a Santiago y vino con un proyecto de
revistas infantiles, en que haríamos todo acá...
Y vos una vez más te
anotaste...
Yo, una vez más, me anoto. Y la primera vez trae un montón de
guita. Yo hacía una historieta que se llamaba El Mescalero...
¿La viste publicada alguna
vez?
No, no me interesaba.
¿Los originales?
Tampoco, los perdí.
¿Era de cowboys?
Sí.
Debe haber salido...
Supongo que sí. Hice dos, pero terminó todo mal. Para el
segundo número de la revista, Héctor le pide la plata al hijo de Bayón para
irse a Chile, porque el hijo de Bayón era el diagramador de la revista. Cuando
vuelve dice que no pagaron, que la revista no va a salir más. Pero
posteriormente, yo voy a Chile, por La Historia de Chile y me voy a averiguar bien todo
y me dijeron: “Sí, acá están los recibos y cobró bien todo...” En fin...
¿No te acordás cómo se
llamaba la revista? Eso me gustaría verlo a mí.
No me acuerdo...
Héctor trabajó igualmente
bastante tiempo para los chilenos. También él andaba en la malaria en esa
época.
Héctor estaba en la mala.
En esa misma época, o un
poco antes, en el 63, es cuando reedita los libritos del Sargento
Kirk y de Bull Rockett, sin ponerle los nombres de los personajes
en la tapa y hay ilustraciones de Lalia, de Zoppi, de Di Benedetto, de
Haupt, de Lalia.
Sí, sí. Ya estaba todo para el diablo, ahí. Ya estábamos
todos medio naufragados...
Y hay otro proyecto de él en
que vos colaborás. La revistita Géminis, del año 66.
Yo hago una tapa o dos y Enrique las ilustraciones. Pero eran
todas cositas de dos mangos, de cinco pesos. Era trabajar por nada. Era el
trabajo de tipos muertos de hambre.